Antes de comenzar tu retiro, haga una pausa por unos momentos para dar de lado todas las distracciones. Tomar tres respiraciones profundas. Recuérdate que estás en la presencia amorosa de Dios.
Mateo 17:1-2
"Seis días más tarde llamó Jesús a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña elevada. Delante de ellos se transfiguró: su rostro resplandeció como el sol y su ropa se volvió blanca
como la luz."
Ninguno de los discípulos podría haber anticipado lo que iban a ver ese día en la montaña. Jesús, su maestro y amigo, se transfiguró delante de sus propios ojos. A partir de entonces no cabía duda de quién era realmente Jesús. Los discípulos, que pudieron alcanzar a ver por un instante la divinidad de Jesús, cambiaron su forma de pensar y el cómo se relacionaban con Jesús. Hay momentos en los que también nosotros podemos llegar a entrever por un instante la divinidad. Esos instantes cambian nuestro entendimiento de Dios y cómo nos relacionamos con los demás.
Reflexionando sobre los últimos días, ¿Dónde he descubierto a Dios en las personas y las circunstancias de mi alrededor?
¿Refleja el servicio que hago por los demás mi reverencia por Dios, quien vive en ellos?
(Habla con Dios con tus propias palabras o hazlo con la siguiente oración). Dios que nos amas, tú realmente quieres que conozcamos a tu Hijo, Jesús. Ayúdame a fijar mi vista en él y a servir a los demás con reverencia como muestra de mi amor por ti.