Dedica unos momentos a relajarte y a encontrar la serenidad interior. Presta atención a tu respiración. Sé consciente de la presencia de Dios en la parte más profunda de tu ser.
Juan 14:26
El Defensor, el Espíritu Santo que enviará el Padre en mi nombre, les enseñará todo y les recordará todo lo que [yo]les he dicho.
La promesa que nos hace el Espíritu Santo es consuelo y alivio para todos aquellos que tratan de seguir a Jesús. ¿Hay alguien que no necesite que se le recuerden las cosas de vez en cuando? Las preocupaciones de la vida diaria pueden oscurecer las palabras y las enseñanzas de Jesús en nuestros corazones. El plan de Dios tiene para ello una respuesta: el Espíritu Santo es enviado para enseñarnos y servirnos de recordatorio, y para hacer que la presencia de Dios esté viva en el mundo. Esta siempre presente fuente de gracia está siempre a nuestro servicio.
¿En qué manera necesito hoy la ayuda del Espíritu Santo?
¿Cómo puedo ser más consciente de que Espíritu Santo está actuando a través de mí para ayudar a los demás?
(Habla con el Espíritu Santo rezando la siguiente oración o usando tus propias palabras.) Ven, Santo Espíritu, llena los corazones de los que creen. Enciende en ellos el fuego de tu amor.