Antes de comenzar tu retiro, prepárate tomando una pausa para relajarte. Respira lenta y profundamente. Cuando estés relajado, deja que la presencia bondadosa de Dios te llene con cada respiración que tomes.
Marcos 10:52
Jesús le dijo: “Vete, tu fe te ha salvado”. Al instante recobró la vista y le seguía por el camino.
Imagina que eres ciego, que todo es oscuridad, aislamiento y dependencia en los demás. Imagínate la chispa de esperanza en Bartimeo cuando se enteró de que Jesús estaba cerca. Después de un corto intercambio Bartimeo recuperó la vista. Lo que antes era oscuro ahora estaba iluminado, el aislamiento dejó paso a la conexión y Bartimeo se liberó de la dependencia que había sufrido. Jesús atribuyó la recuperación de Bartimeo a su fe. Jesús insistió en la importancia de la fe. Se nos reta a ver con los ojos de la fe. La fe reconoce la luz de la presencia de Jesús y nos libera de todo lo que nos ciega. La fe, conmovida por la dulzura del Señor, nos permite seguir el camino de Jesús.
¿Cómo he sentido el poder sanador de Jesús en mi vida?
¿Cómo me han liberado esas experiencias para poder ser una fuente de sanación para los demás?
(Reza a Jesús, puedes usar esta oración o tus propias palabras). Jesús, tu poder sanador nos trae vida. Concédeme la gracia de poder ver cuáles son las partes de mi vida que más necesitan de tu poder sanador para que pueda ser curado.