Antes de comenzar tu retiro, respira profundamente y sé consciente de la presencia amorosa de Dios.
Juan 3:16
Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que quien crea en él no muera, sino tenga vida eterna.
Piensa en la última vez que fuiste testigo de una acción de amor desinteresado. Quizá tú lo hacías o lo recibías. Padres de familia y todo tipo de educadores actúan desinteresadamente todos los días. Dios es el modelo de amor desinteresado. No había necesidad de que Dios mandara a su único Hijo para salvarnos. Fue un acto de amor desinteresado. Cuanto más aprendemos del amor de Dios, más cerca nos encontramos al misterio de la Trinidad. Cuando permitimos que nuestros corazones y mentes sean conscientes de la presencia de la vida trinitaria en nosotros, participamos de la interminable espiral de amor que nos conduce a la vida eterna.
¿De qué manera amorosa respondo a las situaciones de mi vida diaria?
¿Cuándo he experimentado una acción de amor desinteresado por parte de otra persona? Recuerda el acto y reza en silencio por esa persona.
(Habla con Dios usando tus propias palabras o recitando la siguiente oración). Dios, uno y trino, tu amor por nosotros sobrepasa nuestra capacidad de entenderlo. Haz que crezca en mi deseo de compartir tu amor con la gente con la que me encuentre hoy.