Antes de comenzar tu retiro, toma una breve pausa para enfocarte en tu interior. Respira lenta y profundamente mientras recuerdas que estás en la presencia amorosa de Dios a lo largo de esta jornada de amor.
Juan 20:29
Le dice Jesús: “Porque me has visto, has creído; felices los que crean sin haber visto.”
Jesús está hablando de nosotros. Nosotros somos esas personas “felices“ que no lo hemos visto en la carne. ¿O sí? ¿Has visto alguna vez a Jesús en el cálido abrazo de una amistad duradera? ¿O quizá lo has escuchado en el diálogo tierno de una mujer consolando a su nieto? éste no es el mismo Jesús que Tomás y los demás discípulos vieron después de la Resurrección, pero es el Jesús que se nos revela en la vida de todos los que tienen fe en él. El hecho de ver y tocar las heridas de Jesús vivo le incrementó la fe y la esperanza a Tomás. Los creyentes de hoy estamos llamados a ser signos de esperanza para quienes, como Tomás, les cuesta creer.
¿Dónde he visto, oído o tocado recientemente a Jesús?
¿Cómo me siento creyendo en lo que no puedo ver o comprobar lógicamente?
(Habla con Dios usando las palabras que desees o hazlo con la siguiente oración). Dios de bondad, gracias por el don de la fe en Jesús resucitado. Concédeme que cada vez sea más consciente de la esperanza que otorga su presencia.