Dedica unos momentos a relajarte y a encontrar la serenidad interior. Presta atención a tu respiración. Sé consciente de la presencia de Dios en la parte más profunda de tu ser.
Salmos 119:89
Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.
Por favor. Gracias. Lo siento. Te quiero. Las palabras tienen un gran poder en nuestras vidas. Tienen el poder de transformarnos si estamos abiertos a ella. En la celebración de la misa, nos encontramos con la Palabra de Dios. Las lecturas de las Escrituras, la homilía, las oraciones de los fieles y las palabras de consagración se unen todas en un acto de adoración y alabanza. El gran desafío es que, para que las palabras tengan un poder transformativo, tienen que ser escuchadas y aplicadas. Tenemos que oír, escuchar y responder.
¿Cómo puedo escuchar en la misa con mayor sinceridad y concentración y rezar siendo consciente de las palabras que pronuncio?
¿Cuáles son algunas de las palabras de Dios que han tenido un impacto en mi vida?
(Reza reverentemente esta oración o hazlo usando tus propias palabras.) Dios de la creación, por tu Palabra todo llegó a ser. Guíame para que reciba tu Palabra proclamada en las Escrituras con un corazón y una mente abiertas.