Dedica unos momentos a relajarte y a encontrar la serenidad interior. Presta atención a tu respiración. Sé consciente de la presencia de Dios en la parte más profunda de tu ser.
Marcos 5:36
Jesús, escuchando lo que hablaban, dijo al jefe de la sinagoga: “No temas, basta que tengas fe”.
Jesús entró a la casa de Jairo a pesar de que se decía que la niña que había ido a sanar había muerto ya. A través del toque y palabras sanadoras de Jesús, ella recobró la vida y la salud. Las instrucciones de Jesús, “No temas, basta que tengas fe“, continúan vigentes hoy en día cuando encontramos en nuestra vida las palabras, el toque y la sanación de Jesús a través de los sacramentos.
¿Cómo experimento el toque sanador de Jesús en el Sacramento de la Penitencia?
¿Cómo experimento la presencia de Cristo en la Eucaristía?
(Habla con Jesús rezando la siguiente oración o usando tus propias palabras.) Jesús, sanador de nuestras vidas, te doy gracias por la sanación y la fortaleza que me das a través de los sacramentos. Ayúdame ser signo vivo de tu amor y paz.