Antes de comenzar tu retiro, toma una breve pausa para enfocarte en tu interior. Respira lenta y profundamente mientras recuerdas que estás en la presencia amorosa de Dios a lo largo de esta jornada de amor.
Mateo 28:5-6
El ángel dijo a las mujeres: “Ustedes no teman. Sé que buscan a Jesús, el crucificado. No está aquí; ha resucitado como había dicho.”
Al recordar el dolor y la tristeza que nos produce el haber perdido a seres queridos podemos entender la aflicción de las mujeres en la tumba de Jesús. La desconcertante ausencia de su cuerpo y la aparición inesperada del ángel hizo que su experiencia fuese desconocida y aterradora. Fijándose en su miedo el ángel les recuerda que Jesús prometió que resucitaría de entre los muertos. Al igual que esas seguidoras de Jesús, también necesitamos que se nos recuerde que Jesús es quien nos da la vida, especialmente cuando estamos asustados. Cuando confiamos en Jesús él puede aliviar en nosotros el miedo y la tristeza.
¿Qué temor le puedo ofrecer hoy a Jesús?
¿Cuál de mis penas necesita de su amor?
(Habla con Jesús rezando la siguiente oración o usando tus propias palabras). Jesús, Señor que has ascendido, elévame por encima de mis miedos desde la muerte hacia una nueva vida contigo. Deja que esa nueva vida crezca en los otros cuando sepan del amor que les tienes.