Antes de comenzar tu retiro, toma una breve pausa y relájate. Respira profundamente. Recuerda lo mucho que te ama Dios.
Hechos de los Apóstoles 2:2-3
De repente vino del cielo un ruido, como de viento huracanado, que llenó toda la casa donde se alojaban. Aparecieron lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos.
La llegada del Espíritu Santo tuvo que ser una sorpresa para los discípulos que atemorizados se escondían. Completamente transformados, los discípulos salieron a la luz y hablaron con valentía sobre Jesús a todos aquellos que, venidos de todas las naciones, habían ido a reunirse a Jerusalén. Cuando somos receptivos a la guía del Espíritu podemos también ser sorprendidos. También podemos disfrutar de los frutos del Espíritu a medida que éste obra en nuestras vidas y comenzamos a sentir amor, alegría, paz, paciencia, bondad, generosidad, fidelidad, ternura y autocontrol.
¿Qué señales de la presencia del Espíritu Santo he presenciado hoy?
¿Por qué motivos, personales o globales, quiero hoy rogar por la ayuda del Espíritu?
(Habla con el Espíritu Santo usando tus propias palabras o hazlo con la siguiente oración). Espíritu viviente, sorpréndeme. Deja que con valentía sea capaz de proclamar el Evangelio con mi vida.