Dedica unos momentos a relajarte y a encontrar la serenidad interior. Presta atención a tu respiración. Sé consciente de la presencia de Dios en tu interior.
Lucas 2:6-7
Estando ellos allí, le llegó la hora del parto y dio a luz a su hijo promogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no habían encontrado sitio en la posada.
Dios vino al mundo como un niño indefenso, dependiente del amor y del cuidado de sus padres. Cuando los ángeles se aparecieron a los pastores, les dijeron a estos que descubrirían a su Salvador cuando encontraran a un bebé recostado en un pesebre. Dios vino al mundo rodeado de simplicidad y humildad, no envuelto en riqueza, poder y privilegios. A Dios lo encontramos en los lugares más inesperados y se nos invita a descubrirlo.
¿Cuándo he tenido que abrirle espacio a Jesús en mis pensamientos, palabras u obras?
¿Es mi corazón un buen lugar para que Jesús viva en él?
(Habla con Jesús usando tus propias palabras o recitando la siguiente oración). Jesús, tú viniste para habitar entre nosotros. Gloria a Dios en el cielo y en la Tierra paz a quienes aman a Dios.