Antes de comenzar tu retiro, toma una breve pausa para enfocarte en tu interior. Respira lenta y profundamente mientras recuerdas que estás en la presencia amorosa de Dios a lo largo de esta jornada de fe.
Mateo 6:10
Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Somos un pueblo del Reino. Como San José y la Virgen María, tenemos un papel que jugar a la hora de hacer que el Reino de Dios llegue al mundo. Participamos anunciando el Reino de Dios cuando acogemos a Jesús, su Hijo, en nuestras vidas y nuestros corazónes. Como los dueños de las posadas que se encontraron con José y María en Belén, a nosotros también se nos pide que acogamos a Jesús. Cuando dejamos que Jesús viva en nosotros, el Padrenuestro llegará a ser más que un juego familiar de palabras¬† que recitamos; será una expresión de nuestro deseo más profundo.
¿Hay lugar en mi corazón para Jesús? ¿Hay lugar en mi vida?
¿Cómo puedo abrir mi corazón para que haya espacio para Jesús y para los demás?
(Reza la siguiente oración o hazlo usando tus propias palabras.) Padre del cielo, ofrezco mi corazón como albergue para tu Hijo, Jesús, y para aquellos a quienes me envíes.