Dedica unos momentos a relajarte y a encontrar la serenidad interior. Presta atención a tu respiración. Sé consciente de la presencia de Dios en tu interior.
Juan 3:8
El viento sopla hacia donde quiere: oyes su rumor, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así sucede con el que ha nacido del Espíritu.
Caminar en contra de un viento fuerte es una tarea agotadora. Ir en la dirección del viento parece no requerir esfuerzo alguno. Cuando nos abrimos al Espíritu del Señor nos llenamos de energía, orientación y libertad. Cuando nos resistimos a los movimientos del Espíritu nada parece funcionar, no importa el ahínco con que lo intentemos. El movimiento del Espíritu en nuestras vidas es raramente predecible, pero siempre seguro.
¿Cuándo he tenido la tentación de resistirme a los movimientos del Espíritu en mi vida?
¿Cómo me ha guiado el Espíritu Santo para llegar a estar más cerca de Jesús?
(Reza la siguiente oración o usa tus propias palabras.) Espíritu del Señor, ayúdame a ir en la dirección en que me envías y guías.