Antes de comenzar tu retiro, respira profundamente y sé consciente de la presencia amorosa de Dios.
1 Corintios 13:13
Ahora nos quedan tres cosas: la fe, la esperanza, el amor. Pero la más grande de todas es el amor.
San Pablo nos dice en su primera Carta a los Corintios que, de los tres dones que Dios nos confirió, el más grande es el amor. Para comprobar la veracidad de las palabras de San Pablo basta mirar a Jesús. Su vida entera es un ejemplo del tipo de amor que está en armonía con los propósitos de Dios y con el reino de Dios que vino a proclamar. Cuando las distracciones de los placeres pasajeros aumenten en nosotros, recordemos estas virtudes que duran para siempre.
¿Cómo he experimentado la armonía que procede de participar en el amor de Dios?
¿Cómo me está invitando Dios a amar a los demás y a mí mismo de acuerdo a su plan?
(Habla con Dios usando tus propias palabras o recitando la siguiente oración). Dios amoroso, tú eres el manantial de mi fe, mi esperanza y mi caridad. Te pido que siempre aumenten estas en mí para ofrecérselas como regalo a los demás y darle gloria a tu nombre.