Dedica unos momentos a relajarte y a encontrar la serenidad interior. Presta atención a tu respiración. Sé consciente de la presencia de Dios en la parte más profunda de tu ser
Mateo 5:24
Deja la ofrenda delante del altar, ve primero a reconciliarte con tu hermano y después vuelve a llevar tu ofrenda.
La Eucaristía no es una experiencia de “sólo Jesús y yo“. La presencia real de Cristo que recibimos en la Eucaristía nos liga más íntimamente a Dios y a todo el pueblo. En la misa, que celebramos en comunidad, conocemos a Dios más profundamente en la palabra y en el sacramento. Nuestra relación con los demás está vinculada a nuestra relación con Jesús en la Eucaristía.
¿Hasta qué punto soy consciente de la presencia de Jesús en la Eucaristía?
¿Qué tanto influye en mis decisiones, valores y opiniones el ser consciente de su presencia en la Eucaristía? ¿Influye en mi compromiso personal con el bienestar de los que me rodean?
(Habla con Jesús con las palabras que desees o hazlo con la siguiente oración). Jesús, misericordioso y generoso conmigo. Haz que profundice en el cuidado del prójimo y, gracias a la Eucaristía, transfórmame en tu imagen.