Antes de comenzar tu retiro, toma una breve pausa. Respira profundamente tres veces. Sé consciente de la presencia amorosa de Dios, quien te acompaña en esta jornada de crecimiento y descubrimiento.
Juan 6:51
Yo soy el pan vivo bajado del cielo. Quién coma de este pan vivirá siempre. El pan que yo doy para la vida del mundo es mi carne.
Pan vivo que viene del cielo. ¿Quién no anhela probar este pan? Puede que le tengamos nombres diferentes, pero todos hemos conocido esta hambre. En esos momentos cuando sentimos que todas las puertas se nos cierran, la promesa del pan vivo que viene del cielo llena nuestro pensamiento. Nuestro cuerpo, mente y espíritu van en busca de lo único que nos puede satisfacer: Dios. El Cuerpo de Cristo, que recibimos en la Eucaristía, es el pan que da vida, que fortalece a los que lo comparten y que, a través de ellos, es también vida para el mundo. Nos convertimos en lo que comemos. Al tomar el Pan de la Vida también nosotros somos pan de vida. Dios alimenta al mundo a través de nosotros.
¿De qué tengo hambre realmente en este momento de mi vida?
¿Cómo me ha utilizado Dios par alimentar a otros durante esta semana?
(Habla con Jesús usando esta oración o tus propias palabras). Señor Jesús, Pan Vivo, te ruego que siempre tenga hambre de ti.