Antes de comenzar tu retiro, toma una breve pausa para enfocarte en tu interior. Respira lenta y profundamente mientras recuerdas que estás en la presencia amorosa de Dios a lo largo de esta jornada de amor.
Hechos de los Apóstoles 2:17
En los últimos tiempos—dice Dios—derramaré mi espíritu sobre todos: sus hijos e hijas prefetizarán, sus jóvenes verán visiones y sus ancianos soñarán sueños.
Visiones y sueños. ¿Podemos creer en ellos? Muchas de las personas que escucharon las palabras de Pedro en Pentecostés pensaron que los sueños y las visiones de las que hablaba no eran más que el resultado de haber bebido demasiado vino. Cuando dejamos que el Espíritu viva dentro de nosotros también nos convertimos en soñadores. Las aspiraciones que Dios tiene para el mundo viven dentro de nosotros a través de la inspiración del Espíritu Santo, al que recibimos en los sacramentos del Bautismo y la Confirmación. La “parte del espíritu“ que nos corresponde, el resto del mundo la necesita. Cuando confiamos en nuestras visiones y sueños y los unimos con las visiones y los sueños de los demás, las aspiraciones que Dios tiene para el mundo se convierten en realidad.
¿Cómo puedo describir lo que Dios sueña para el mundo?
¿De qué manera participo en hacer ese sueño una realidad?
(Habla con Dios rezando la siguiente oración o usando tus propias palabras). Dios de toda la Creación, tu Espíritu llena la tierra. Camina a mi lado mientras proclamo con valentía tu sueño para el mundo.