Antes de comenzar tu retiro, toma una breve pausa para enfocarte en tu interior. Respira lenta y profundamente mientras recuerdas que estás en la presencia amorosa de Dios a lo largo de esta jornada de amor.
Lucas 1:26-28
En el sexto mes envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazarét, a una virgen prometida a un hombre llamado José, de la familia de David; la virgen se llamaba María. Entró el ángel a donde estaba ella y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.”
La historia es conocida. El ángel Gabriel le comunica a María el mensaje de Dios. En ese breve encuentro la vida de María cambia para siempre, y la nuestra también. Ella está invitada a una relación única con Dios y, después de cuestionar al ángel, acepta la invitación de Dios de dar a luz a su Hijo. Precisamente cuando ella pensaba que sabía cómo debería desarrollarse su vida, todo se volvió de arriba abajo. Aunque era libre de decir no, su sí llevó a Dios a estar más cerca que nunca de la humanidad. María se convirtió en el primer discípulo. En ella tenemos un modelo de lo que es encomendar nuestras vidas a Dios.
¿Cómo hago visible a Dios en mi vida cotidiana?
¿Qué quiero aprender de María acerca de ser un discípulo de su Hijo?
(Reza la siguiente oración o hazlo usando tus propias palabras). Dios de amor, honramos a María como Madre de Dios y como nuestra propia madre. Ayúdanos a seguir su ejemplo de confianza total en ti.