Antes de comenzar tu retiro, toma una breve pausa para enfocarte en tu interior. Respira lenta y profundamente mientras recuerdas que estás en la presencia amorosa de Dios a lo largo de esta jornada de amor.
Lucas 15:23-24
Traigan el ternero engordado y mátenlo. Celebremos un banquete. Porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido, se había perdido y ha sido encontrado.
Dios da lo mejor de sí mismo para celebrar nuestro retorno cuando nos arrepentimos de haber ido por el mal camino. Tenemos la suerte de que Dios nos da lo que necesitamos, no lo que nos merecemos. Aun cuando le damos la espalda, Dios está esperándonos con los brazos abiertos, con compasión y júbilo, preparado para acogernos cuando le volvamos la cara al pecado. A los humanos nos resulta difícil comprender esta forma de actuar. Este pasaje de la parábola del Hijo Pródigo nos recuerda que no hay nada que Dios no esté dispuesto a perdonar y que nosotros debemos hacer lo mismo.
¿Hay algo que me impide creer en el perdón incondicional de Dios?
¿Hay algo que me impide imitar el perdón incondicional de Dios?
(Habla con Dios rezando la siguiente oración o usando tus propias palabras). Gracias, Dios amoroso, por perdonar mis pecados. Fortaléceme y cúrame para que pueda compartir tu amor con los demás.