Antes de comenzar tu retiro, prepárate tomando una pausa para relajarte. Respira lenta y profundamente. Cuando estés relajado, deja que la presencia bondadosa de Dios te llene con cada respiración que tomes.
Marcos 2:17
Jesús oyó esto y les dijo: “No necesitan médicos los sanos sino los enfermos Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”.
Los evangelios nos dicen que Jesús compartía frecuentemente la mesa con los recaudadores de impuestos y otros pecadores. Durante una de esas comidas, Jesús descubrió a algunos fariseos preguntándoles a sus discípulos porque él comía con recaudadores de impuestos y pecadores. Ellos no se esperaban la respuesta que les dio. Como si fuera un médico, Jesús atiende nuestras necesidades. El reto que tenemos es reconocer nuestro pecado. Al reconocer esta verdad acerca de nosotros mismos estamos mejor dispuestos a reconocer también la necesidad que tenemos de ser perdonados. Al abrir nuestros corazones, permitimos que Jesús nos llame a una vida mejor y que podamos ofrecer a los demás la misericordia y el perdón de Dios.
¿Has experimentado recientemente el amor y la misericordia de Dios?
¿Por qué estás necesitado ahora mismo de la presencia sanadora de Jesús?
(Habla con Dios usando tus propias palabras o recitando la siguiente oración). Dios de amor y misericordia, tu Hijo Jesús vino para que conozcamos la profundidad de tu amor por nosotros. Confiando en tu amor, ayúdame a buscar tu misericordia y perdón.