Al comenzar tu retiro, deja de lado todas tus distracciones. Respira profundamente. Abre tu mente y tu corazón a Dios.
Juan 20:21
Jesús repitió: “La paz esté con ustedes. Como el Padre me envió, así yo los envío a ustedes.”
Se nos ha encomendado una misión. El Señor nos ha dado la misión de nuestras vidas y sabemos que tenemos una función que cumplir en el plan de Dios. Puede que no sepamos lo que viene después o lo qué se nos pedirá hacer en el futuro, pero con la paz y la orientación de Cristo no hay de qué preocuparnos. El Señor nos ha dado lo que necesitamos. Ahora somos enviados.
¿Qué significa en mi vida diaria que soy un enviado de Dios?
¿Estoy abierto a la inspiración del Espíritu Santo en mi vida?
(Habla con Dios usando tus propias palabras o recitando la siguiente oración). ¬°Oh Dios!, lléname de esperanza, orientación, motivación y amor. Envíame en tu nombre. Busco hacer tu voluntad y, con tu gracia, llevaré paz a donde más se necesite.