Antes de comenzar tu retiro, prepárate tomando una pausa para relajarte. Respira lenta y profundamente. Cuando estés relajado, deja que la presencia bondadosa de Dios te llene con cada respiración que tomes.
Juan 19:26-27
Jesús, viendo a su madre y al lado al discípulo amado, dice a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo.” Después dice al discípulo: “Ahí tienes a tu madre.” Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa.
Incluso en la cruz Jesús se preocupaba por la importancia de las relaciones personales. Encomendó a su madre y a su amigo a cuidarse el uno al otro. Estamos creados para estar en relación con los demás y esa relación lleva consigo la responsabilidad de cuidar por el otro, justo como una madre e hijo se cuidan mutuamente. Como seguidores de Jesús, estamos llamados a ofrecer su consuelo y amor a todas las personas a quienes Dios ponga en nuestra vida.
¿Quién en mi vida es “invisible“ y cómo estoy llamado a verles?
¿Cómo puedo estar más abierto a servir a las personas que Dios pone en mi vida?
(Reza reverentemente esta oración o hazlo usando tus propias palabras). Dios Creador, tú creaste cada uno de nosotros a tu imagen. Ayúdame a reconocerte en cada persona con la que me encuentre.