Dedica unos momentos a relajarte y a encontrar la serenidad interior. Presta atención a tu respiración. Sé consciente de la presencia de Dios en la parte más profunda de tu ser.
Juan 12:46
Yo soy la luz y he venido al mundo, para que quien crea en mí no se quede a oscuras.
Este pasaje del Evangelio según San Juan viene justo antes de que Jesús lavara los pies de sus discípulos. La hora del sufrimiento de Jesús ha casi llegado. Es en ese momento cuando nos dice: “Yo soy la luz“. De esta forma los que creemos no tenemos que caminar en la oscuridad. Este Evangelio, que comienza proclamando “la luz brilla en la oscuridad“, cierra así el círculo. La condición humana a veces nos deja como ciegos, tanteando por lugares oscuros. Jesús nos asegura de forma simple y hermosa que gracias a él y a su vida estamos libres de la oscuridad por la fe. Esta libertad nos deja recorrer nuestro camino sintiéndonos seguros, inundados por la luz que es Cristo.
¿Cuáles son los lugares oscuros de mi vida que necesitan de la luz de Cristo?
¿Qué es lo que en esos lugares me impide ver la luz que es Cristo?
(Habla con Jesús con tus propias palabras o hazlo con la siguiente oración). Jesús, Luz del Mundo, continúa brillando en mi. Ayúdame a ver la luz que es tu presencia, incluso en los momentos más oscuros de mi vida.