Antes de comenzar tu retiro, prepárate tomando una pausa para relajarte. Respira lenta y profundamente. Cuando estés relajado, deja que la presencia bondadosa de Dios te llene con cada respiración que tomes.
Juan 20:21
Jesús repitió: “La paz esté con ustedes. Como el Padre me envió, así yo los envío a ustedes.”
La falta de paz en nuestro mundo es una señal segura de la presencia del pecado. El pecado, una separación de la presencia amorosa de Dios, nos aleja de la fuente de la paz. Cuando caemos en el pecado no estamos en paz con Dios, los demás o nosotros mismos. Cuando Jesús se apareció a los discípulos después de la Resurrección, les dio los dones del perdón y la paz. En el Sacramento de la Penitencia experimentamos el perdón de los pecados y la sanación de nuestra relación con nosotros mismos, los demás y con Dios.
¿Hay alguna situación en mi vida que me llama a la reconciliación?
¿Hay una situación en mi vida que me llama a ser un pacificador?
(Reza a Dios la siguiente oración o hazlo usando tus propias palabras). Dios misericordioso y clemente, me conoces completamente y aún así me amas. Dame el valor de reconocer mis pecados y buscar tu misericordia y perdón.