Antes de comenzar tu retiro, respira profundamente y sé consciente de la presencia amorosa de Dios.
Hechos de los Apóstoles 2:38
Pedro les contestó: “Arrepiéntanse y háganse bautizar invocando el nombre de Jesucristo, para que se les perdonen los pecados, y así recibirán el don del Espíritu Santo.”
El Espíritu Santo descendió sobre Pedro el día de Pentecostés y él proclamó la necesidad del arrepentimiento y del Bautismo. Al igual que los cristianos de los primeros tiempos se convirtieron, así nosotros compartimos la divinidad de Jesús a través de los sacramentos de la iniciación: Bautismo, Confirmación y Eucaristía. Unidos a la muerte y Resurrección de Jesús, somos incorporados a la Iglesia y compartimos su misión. Nos unimos en el servicio cuidadoso, compartimos nuestro tiempo, dinero, bienes y talentos en servicio al reino de Dios en la Tierra.
En el Bautismo me convertí en una “nueva creación en Cristo“. ¿Qué tan bien llevo puesta esta nueva vestidura en mi vida diaria?
¿Qué responsabilidad tengo de ayudar a los demás en sus necesidades?
(Habla con Dios con las palabras que desees o hazlo con la siguiente oración). Dios amoroso, tú derramaste misericordia y gracia en el agua y el Espíritu Santo. Cultiva en mí un corazón amoroso y generoso.