Antes de comenzar tu retiro, toma una breve pausa. Respira profundamente tres veces. Sé consciente de la presencia amorosa de Dios, quien te acompaña en esta jornada de crecimiento y descubrimiento.
Lucas 10:36-37
“¿Quién de los tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los asaltantes?” Contestó: “El que lo trató con misericordia”. Y Jesús le dijo: “Ve y haz tú lo mismo”.
Recibimos ayuda de los lugares más inesperados. Para el hombre herido de la parábola del Buen Samaritano, la ayuda provino de alguien que estaba fuera de la comunidad de los creyentes. Porque vivimos como hijos de Dios, nuestra decisión de hacer lo correcto proviene de una decisión de hacer lo que es bueno, justo y misericordioso por amor a Dios. Con la gracia de Dios podemos ser una fuente inesperada de misericordia para los que sufren.
¿Cómo puedo ser¬† instrumento de sanación y misericordia en mis relaciones con los demás?
¿Quién ha sido misericordioso conmigo?
(Reza a Dios la siguiente oración o hazlo usando tus propias palabras). Señor y Dios mío, quisiera amarte con todo mi corazón, toda mi alma y toda mi mente. Ayúdame a amar al prójimo como me amo a mí mismo.