Antes de comenzar tu retiro, toma una breve pausa. Respira profundamente tres veces. Sé consciente de la presencia amorosa de Dios, quien te acompaña en esta jornada de crecimiento y descubrimiento.
Mateo 11:4-5
Jesús respondió: “Vayan a contar a Juan lo que ustedes ven y oyen: los ciegos recobran la vista, los cojos caminan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, los pobres reciben la Buena Nueva.
Juan el Bautista encomendó una misión a sus discípulos: tenían que decirle lo que habían visto y oído hacer a Jesús. Puro y simple. ¿O no tanto? ¿Cómo se puede empezar a describir con palabras los milagros de sanar, de alimentar a multitudes o de resucitar a los muertos? ¿Qué es lo que puedes decir de alguien que come con los pecadores y sale al encuentro de los pobres y los necesitados? Este no era un cometido fácil para sus discípulos. Pero aún así volvieron a Juan el Bautista con amplia evidencia de que el Mesías estaba ahora viviendo entre ellos. ¿Puedes sentir la excitación y el entusiasmo?
¿Cuándo te has emocionado por algo que Jesús ha hecho?
¿Cuándo te has emocionado por algo que Jesús ha hecho?
(Reza a Jesús con estas palabras o con las tuyas propias). Jesús, tú que caminas a nuestro lado y te haces presente de tantas maneras. Ayúdame a hablar con claridad y vigor de lo que te oigo y te veo hacer.