Antes de comenzar tu retiro, toma una breve pausa y relájate. Respira profundamente. Recuerda lo mucho que te ama Dios.
Lucas 2:51
Regresó con ellos, fue a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre guardaba todas estas cosas en su corazón.
No hay familia perfecta. No fuimos hijos perfectos ni tuvimos padres perfectos. Dios, sin embargo, no nos exige perfección sino obediencia. Ser obediente es vivir escuchando amorosamente a Dios, nuestra familia y a todos los que estamos llamados a cuidar en el mundo. Jesús es el modelo de nuestra obediencia. En Jesús podemos reconocer cómo Dios nos llama a obedecer hoy.
¿Cómo demuestro que me doy cuenta de que mi familia es un don de Dios para mí?
¿Qué puedo hacer para escuchar con más amor a Dios, a mi familia y a quienes me necesitan?
(Habla con Jesús usando tus propias palabras o recitando la siguiente oración). Jesús, en la vida que compartiste con María y José experimentaste la bendición de la familia. Concédele alegría a mi familia y ayúdame a ser un instrumento de paz y sanación.