Al comenzar tu retiro, deja de lado todas tus distracciones. Respira profundamente. Abre tu mente y tu corazón a Dios.
Lucas 1:46-47
María dijo: “Mi alma canta la grandeza del Señor, mi espíritu festeja a Dios mi salvador.”
María, nuestro principal modelo a imitar, la primera discípulo, tiene mucho que enseñarnos sobre la vida con el Señor. Si hubiéramos estado en su lugar, ¿habríamos o podríamos haber hecho lo que ella hizo con tanta confianza? Cada día se nos llama a decir sí a Dios al igual que lo hizo María. No dejemos pasar ninguna otra oportunidad para declarar a través de nuestras obras la grandeza del Señor.
¿Cuántas veces en los últimos días has dicho sí al Señor? ¿Puedes nombrarlas?
¿Cómo proclamas en tu vida la grandeza del Señor?
(Habla con María con tus propias palabras o hazlo con la siguiente oración). Santísima Virgen, Madre de Dios, intercede por mí ante tu Hijo. Quiero decir sí, pero tengo miedo de lo que ello conlleve. Guíame de la mano de tu madre, para que sepa que todo va a salir bien.