Antes de comenzar tu retiro, respira profundamente y sé consciente de la presencia amorosa de Dios.
Hechos de los Apóstoles 1:8
Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo que vendrá sobre ustedes, y serán testigos míos en Jerusalén, Judea y Samaría y hasta el confín del mundo.
Jesús les dice a los apóstoles que ellos van a dar testimonio suyo en todas partes, desde Jerusalén hasta el “fin de la tierra“. Como sus discípulos, también estamos llamados a dar testimonio suyo. Al igual que una pequeña piedra que cae en un lago y crea ondas, el efecto de lo que hacemos se extiende en círculos cada vez más grandes. Por el poder del Espíritu Santo, las pequeñas cosas que hacemos dando testimonio del amor de Dios, su bondad y misericordia, se extienden mucho más allá de lo que nos imaginamos.
¿De qué maneras veo el efecto de mi propio testimonio del Señor?
¿Cómo se me pide que extienda mi mano más allá de donde me siento capaz de hacerlo?
(Habla con Jesús rezando la siguiente oración o usando tus propias palabras.) Señor Jesús, ayúdame a dar un testimonio más fiel en todo lo que digo y hago, sin importarme quien esté conmigo o dónde esté.