Antes de comenzar tu retiro, prepárate tomando una pausa para relajarte. Respira lenta y profundamente. Cuando estés relajado, deja que la presencia bondadosa de Dios te llene con cada respiración que tomes.
Lucas 22:19
Tomando pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía.”
El mayor regalo que le puedes dar a alguien es darte a ti mismo. Jesús eleva de nivel esta verdad durante la institución de la Eucaristía en la última Cena. Se ofrece completamente a sí mismo por todas las personas de todos los tiempos. Dios no está limitado por el tiempo y el espacio, por eso nuestra celebración de la misa nos trae el sacrificio de Jesús al tiempo presente. Cuando recibimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Eucaristía, estamos íntimamente unidos a Jesús, a los demás y todos los creyentes.
¿Con qué frecuencia considero el gran amor de Jesús por mí cuando recibo la Sagrada Comunión?
¿Cómo transforma mi vida la recepción de Jesús en la Eucaristía?
(Habla con Jesús con tus propias palabras o usa la siguiente oración). Jesús, maestro, amigo y Salvador, gracias por darte a ti mismo en la Eucaristía.