Antes de comenzar tu retiro, toma una breve pausa para enfocarte en tu interior. Respira lenta y profundamente mientras recuerdas que estás en la presencia amorosa de Dios a lo largo de esta jornada de amor.
Mateo 6:9-10
Ustedes oren así: “¡Padre nuestro que estás en el cielo! Santificado sea tu Nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.”
Jesús nos enseña que Dios es nuestro Padre, que su nombre es santo y que podemos hablarle directamente en oración. El amor que Dios nos tiene es profundo y hacemos eco de esta relación tan íntima cuando rezamos el Padrenuestro. El amor presente en el Reino de Dios en el cielo también debe de estar presente en la tierra. Cuando rezamos la Oración del Señor le pedimos a Dios que dirija nuestras vidas para que esto sea una realidad. Como hijos de Dios tenemos que trabajar por la justicia y la paz, dando testimonio del amor que Dios nos da.
Cuando rezo el Padrenuestro, ¿recitan mis labios unos versos que tengo memorizados o es mi corazón el que reza por el deseo del Padre celestial de transformarme a mí y al mundo?
¿Cómo he sentido el profundo amor que me tiene Dios?
(Habla a tu Padre celestial usando estas palabras u otras que te vengan a la mente.) Padre del cielo, tu nombre es sagrado. Te pido que mi vida esté siempre al servicio de tu reino de amor en la tierra.