Dedica unos momentos a relajarte y a encontrar la serenidad interior. Presta atención a tu respiración. Sé consciente de la presencia de Dios en la parte más profunda de tu ser.
Marcos 15:39
El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo expiró, dijo: “Realmente este hombre era Hijo de Dios.”
Es interesante notar que quien reconoció y proclamó a Jesús como Hijo de Dios no fue uno de sus seguidores sino un no creyente. El centurión romano, que además era un gentil, reconoció la verdad al estar frente a Jesús mientras nuestro Salvador daba su último suspiro. Cuando nos encontramos cara a cara con la verdad, no podemos ignorarla. Aunque algunas situaciones de la vida sean deprimentes o tristes, se nos invita a enfrentarlas con fe y esperanza porque en Jesucristo podemos estar seguros que Dios sólo desea el bien.
¿Cómo influye en tu vida diaria tu relación con Jesús?
¿De qué manera has proclamado, como el centurión romano, la gloria de Jesucristo?
(Habla con Jesús usando tus propias palabras o recitando la siguiente oración). Jesús, Hijo de Dios, viniste a traernos la vida y a proclamar el reino de Dios. Ayúdame a reconocer las muchas maneras en las que yo también puedo ser un mensajero del Evangelio.