Antes de comenzar tu retiro, toma una breve pausa. Respira profundamente tres veces. Sé consciente de la presencia amorosa de Dios, quien te acompaña en esta jornada de crecimiento y descubrimiento.
1 Juan 4:7
Queridos, amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios; todo el que ama es hijo de Dios y conoce a Dios.
Un hermoso amanecer, la sonrisa de un niño y la inmensidad del océano son sólo algunas de las cosas que tienen el poder de conmovernos ante la obra del Creador. Este asombro y capacidad de conmovernos nos llevan a contemplar todas las cosas con la reverencia de quien honra la obra de Dios y el amor con que lo ha creado todo. El ejemplo de la vida de Cristo, los Diez Mandamientos, los mandamientos de la Iglesia y su cumplimiento nos llevan a contemplar la sacralidad de la vida. Pero la motivación más importante sigue siendo el mismo amor de Dios. Este es un amor que es auténtico y misericordioso, nacido del origen mismo de nuestro ser y que testifica que Dios es el amor mismo.
¿Cómo he experimentado la sacralidad de la vida?
¿Qué me mueve a expresar mi gratitud?
(Habla con Dios con las palabras que desees o hazlo con la siguiente oración). Dios creador, conmovido te agradezco las innumerables formas en que el mundo nos muestra tu amor. Quédate conmigo e inspírame para que contemple con reverencia y amor todo lo que tú has creado.