Antes de comenzar tu retiro, toma una breve pausa. Respira profundamente tres veces. Sé consciente de la presencia amorosa de Dios, quien te acompaña en esta jornada de crecimiento y descubrimiento.
Hechos de los Apóstoles 9:10-11
Había en Damasco un discípulo llamdo Ananías. En una visión le dijo el Señor: “¡Ananías!” Respondió: “Aquí me tienes, Señor.” Y el Señor le dijo: “Encamínate a la Calle Mayor y pregunta en casa de Judas por un tal Saulo de Tarso: lo encontrarás orando.”
La historia de la conversión de San Pablo es tan impresionante que a veces olvidamos la historia de Ananías. No sabemos mucho acerca de Ananías excepto que tenía una enorme fe en Dios. ¿Cómo lo sabemos? En la historia Dios le dice a Ananías que vaya a la casa donde Saulo se está quedando. Saulo era famoso por haber asesinado a muchos cristianos y porque tenía autoridad para encarcelar a cualquier cristiano de Damasco. Ananías tendría naturalmente sus reticencias para ir a ver Saulo. Y sin embargo eso fue lo que hizo. A pesar de sus temores y reservas, Ananías escuchó la voz de Dios y fue a encontrarse con Saulo. Cuando entró en la casa, le impuso las manos y lo llamó hermano. La historia de Ananías es una historia de valentía y de confianza en Dios.
¿Qué mensaje me quiere dar Dios a través de Ananías?
En mi propio camino de fe, ¿quién ha servido de instrumento ayudándome a estar más cerca de Dios?
(Habla con Dios usando las palabras que desees o hazlo con la siguiente oración). Aquí estoy, Señor. Confío en ti y anhelo hacer tu voluntad. Concédeme la valentía de Ananías para enfrentar mis temores y seguirte a donde quieras que vaya.