Antes de comenzar tu retiro, respira profundamente y sé consciente de la presencia amorosa de Dios.
Lucas 24:35
Ellos por su parte contaron lo que les había sucedido en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Poder reflexionar acerca de algo pasado es maravillo. Sólo después de un rato los dos creyentes se dieron cuenta con quién habían estado hablando. Eso les entusiasmó tanto que se apresuraron a recorrer el camino de vuelta para compartir las buenas noticias con sus amigos. La misa nos ofrece la misma oportunidad. Podemos reflexionar en la semana que pasó, quizá ajetreada, quizá sobrecargada de trabajo. La consagración del pan y del vino, compartido con la comunidad de creyentes, nos ayuda a descubrir la presencia de Jesús en nuestra semana. Quizá se te aparezca en la compañía de un amigo, en las consideraciones que te muestre un miembro de la familia o en la ayuda de un extraño. Una vez que reconocemos la presencia de Jesús, podemos regresar a nuestra vida diaria, seguros de que ya sabemos quién camina con nosotros.
¿Dónde he encontrado la presencia de Cristo en las personas con las que me he encontrado la semana pasada?
¿Qué le quiero decir a Jesús acerca de esto?
(Habla con Jesús con las palabras que desees o hazlo con la siguiente oración). Jesús, mi compañero y mi esperanza, gracias por tu presencia en mi vida. Concédeme que siga creciendo en gratitud y que viva más de acuerdo con las muchas maneras en que tú te me revelas todos los días.