La fiesta de santa Mónica se celebra la víspera de la fiesta de su hijo, san Agustín. Sus lágrimas, oraciones y sacrificios durante muchos años ayudaron a su conversión. Es lógico que sus fiestas se celebren juntas.
Mónica nació en el norte de África. De niña vivía con su familia, pero ella y sus hermanas fueron criadas por una sirvienta anciana. Esta sabia mujer también había criado al padre de Mónica.
Cuando era niña, Mónica tuvo una experiencia impactante. Según la costumbre de la época, sus padres le pedían que les subiera vino de la bodega. Una vez Mónica tomó un sorbo del vino antes de subirlo. Después de eso, gradualmente empezó a beber un poco más cada día. Ella pensaba que nadie lo sabía. Un día, Mónica discutió con una criada, quien la acusó de beber demasiado. Mónica se dio cuenta de que la criada tenía razón. Esto la ayudó a enfrentarse a la tentación. Decidió entonces dejar de beber.
Mónica fue educada como cristiana, pero se casó con un funcionario pagano llamado Patricio. Tuvieron tres hijos. Patricio no solo era un hombre violento, sino que también tenía otras malas costumbres. Mónica fue paciente. Otras esposas con problemas matrimoniales acudían a ella en busca de consejo. Un año antes de que Patricio muriera, se convirtió gracias al poderoso ejemplo de Mónica. Durante sus primeros años de matrimonio, la suegra de Mónica se volvió contra ella debido a los rumores difundidos por criados descontentos. A través del perdón paciente, Mónica fue capaz de ganar el aprecio de su suegra.
Otra fuente de preocupación para Mónica era su hijo Agustín. Este joven brillante y dotado rechazó la fe que su madre le había enseñado. Agustín llevaba una vida inmoral y fue padre de un hijo, a pesar de no estar casado. Mónica estaba a punto de desconocer a Agustín, pero se le reveló en un sueño que Augstín finalmente volvería a la fe. Rezó y ayunó por su hijo, y se mantuvo cerca de él, siguiéndolo a Roma y Milán. En Milán, conoció al obispo Ambrosio, quien se convirtió en su director espiritual. Él le prometió: "Ciertamente el hijo que causó tantas lágrimas no perecerá".
Ambrosio fue quien finalmente convirtió a Agustín. Juntos, Agustín, Mónica, el hijo de Agustín y algunos otros devotos se trasladaron al campo para rezar y escribir. Desde allí iniciaron un viaje de regreso a África. Mónica murió en el camino. El día antes de morir, ella y su hijo tuvieron una hermosa conversación sobre las alegrías del cielo.
Tomado de Saints Kit [Kit de los santos]
Image credit: St Monica (on the pillar) by Benozzo Gozzoli, 1465. Public Domain via Wikimedia.