Pido a Dios que me dé a conocer su presencia en este momento.
Paso unos momentos en actitud de agradecimiento, dando gracias a Dios por algunas de las bendiciones, grandes o pequeñas, que haya recibido hoy.
Reflexiono sobre mi relación con Dios. Hablo de ello con Dios. ¿Qué tal va nuestra relación? Hablo con Dios de nuestra relación. Le pido que me revele su punto de vista sobre ella.
Hablo con Dios de mi relación con los demás en este momento. ¿Cuál ha sido últimamente mi actitud cuando he estado con otros? Hablo de esto con Dios. Le pido que me muestre su punto de vista al respecto.
Hablo con Dios de cómo ha ido últimamente mi relación conmigo mismo. ¿Me gusto hoy en día? Hablo de esto con Dios. Le pido su opinión sobre ello.
Ahora, repaso las tres reflexiones anteriores: relación con Dios, relación con los demás, relación conmigo mismo. ¿Cuál de los tres momentos me ha resultado más intenso mientras reflexionaba sobre ellas?
Le pregunto a Dios: “¿Qué puedo hacer mañana en concreto con respecto a esta relación?”.
Si es apropiado, le hago a Dios una promesa relativa a cómo voy a proceder en el futuro en esta relación. Le pido ayuda para cumplir esa promesa.
Concluyo con el Padrenuestro o la Oración de la mañana.