Dios, Padre nuestro,
yo te ofrezco toda mi jornada,
mis oraciones, pensamientos, afectos y deseos,
palabras, obras, alegrías y sufrimientos,
en unión con el Corazón de tu Hijo Jesucristo
que sigue ofreciéndose a Ti en la Eucaristía
para la salvación del mundo.
Amén.