Al observar a niños jugando podemos ver lo natural que es para ellos el hacer uso de la imaginación para divertirse. Los animales de peluche escuchan y hablan con los niños según los papeles que estos les hayan dado; unas ollas y cucharas se transforman fácilmente en tambores para tocar en un concierto; unos platos vacíos se llenan de sus comidas favoritas. . . La imaginación juega un papel clave en el proceso de aprendizaje mediante el cual los niños aprenden acerca del mundo que les rodea y descubren cuál es su función dentro de él.
A veces equiparamos a la imaginación con el pretender ser y hacer algo, pero la imaginación es mucho más que la fantasía. El jugar haciendo uso de la imaginación ayuda a los niños a interpretar y entender el mundo que les rodea, lo hacen recreando diversas situaciones y actuando distintos papeles. La imaginación también ayuda a los niños a ver las cosas de una forma diferente y les permite imaginarse nuevas posibilidades. La imaginación, desde esta perspectiva, no es una cosa sólo de niños. La imaginación es lo que inspira a todos los hombres a usar sus dones creativos para rodearse de belleza, para crear nuevas tecnologías que faciliten su vida y para imaginarse nuevas formas de vivir en paz los unos con los otros. Este don de la imaginación proviene de Dios, quien nos lo ha dado. Este don nos puede ayudar a acercarnos más a Dios.
Hay muchas maneras mediante las que podemos hacer uso de la imaginación para encontrarnos con Dios y responderle en oración. San Ignacio de Loyola enseñó un método de oración que invita a usar la imaginación para hacer presentes los acontecimientos narrados en la Sagrada Escritura. Usando un método similar, los libros de cuentos se pueden usar para que nos lleven a la oración. A través del arte la imaginación se puede convertir en una fuente para la oración. Los iconos, las vidrieras y las estatuas son expresiones de oración. Al observarlos, elevamos nuestros corazones y nuestras mentes en oración. De manera similar la música, el movimiento y el baile hacen uso de nuestra imaginación y nos llevan a expresarnos en oración.
Los niños, por naturaleza, se asombran ante los misterios del mundo que les rodea y están dispuestos a descubrir el misterio de Dios, quien nos da nuestro ser y todo lo que poseemos. Haciendo uso del don de la imaginación los padres de familia y los catequistas pueden promover esta disponibilidad de los niños para descubrir a Dios ayudándoles a ver los aspectos profundos de nuestra experiencia humana, a descubrir la mano de Dios en la belleza de la creación y a experimentar el amor de Dios a través de sus padres, familias y amigos. Los niños ya han recibido el deseo de tener una relación con nuestro Dios del amor. Como padres de familia y como catequistas esperamos poder guiar a los niños para que aprendan a responder a este deseo mediante la oración.