Los padres y madres de familia desean lo mejor para sus hijos. Este deseo lo expresan diariamente de diferentes maneras: preparando comidas sanas, asegurándose de que sus hijos duermen lo suficiente, enseñándoles a ser educados y realizando en familia actividades enriquecedoras. Otra manera de expresar este deseo de que sus hijos tengan lo mejor es incorporando bendiciones en la vida diaria de toda la familia. Cuando pedimos que Dios nos bendiga estamos reconociendo que Dios es la fuente de todo lo que es bueno. Pedimos a Dios en oración que nos bendiga, que bendiga a los demás y que bendiga nuestras actividades. Lo pedimos confiando en Dios, quien también desea lo mejor para nosotros. Al pedir la bendición de Dios sobre nuestros hijos estamos uniendo lo que nosotros deseamos para nuestros hijos a lo que Dios mismo desea para ellos. La vida diaria ofrece a los padres de familia muchas oportunidades para bendecir a sus hijos y orar con ellos pidiendo la bendición de Dios.
Cuando recen a la hora de acostarse invita a tu hijo a que mencione a las personas por las que quiera rezar. Pueden orar por ellas usando una sencilla letanía, diciendo cada vez que tu hijo mencione el nombre de una persona: “Dios, bendice a. . .” A medida que tu hijo crezca quizá quieras añadir una petición específica para cada persona que mencionen. Por ejemplo, si un pariente está enfermo, pueden rezar por la presencia sanadora de Dios diciendo: “Dios, bendice a [nombre] y ayúdalo a que se sienta mejor”. Más adelante puedes pedirle a tu hijo que sea él quien ofrezca la oración. Concluye la oración bendiciendo a tu hijo a la vez que trazas sobre su frente la señal de la cruz.
Las mañanas, incluso en los hogares más organizados, pueden ser caóticas: hay que cocinar el desayuno, preparar los almuerzos para todos, vestir a los niños y prepararse para ir al trabajo. Crear el hábito diario de bendecir a cada miembro de la familia a medida que salen de casa puede ayudar a fortalecer a cada persona y a animarla a que viva fielmente el día como seguidor de Jesús. Pide a cada miembro de la familia que mencione retos o actividades específicas que tendrán que realizar ese día y recen juntos pidiendo a Dios que bendiga a cada uno de ustedes y sus actividades. Los padres de familia pueden trazar la señal de la cruz sobre la frente de sus hijos cuando estos salgan de la casa cada día.
La importancia de reunirse como familia a la hora de comer o cenar no se puede exagerar. Las comidas no sólo son importantes porque nos nutren físicamente sino porque también fortalecen nuestro espíritu al unirnos a las personas más importantes de nuestra vida.
Las comidas son momentos que se prestan por naturaleza a orar bendiciones. Rezamos a Dios agradeciéndole su bondad. Le pedimos a Dios que bendiga los alimentos y que haga que nuestras vidas sean fuente de bendiciones para otras personas. Pueden recitar juntos una bendición que se sepan, como por ejemplo: “Bendice, Señor, estos alimentos que he hemos recibido de tu mano misericordiosa y que ahora vamos a compartir. Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor. Amén”. La hora de comer en familia también nos brinda la oportunidad para que cada uno mencione las cosas buenas que ha recibido de Dios ese día y para rezar juntos a Dios en agradecimiento.
Cada familia tiene su propio ciclo de acontecimientos y celebraciones especiales. A lo largo del año planificarán cumpleaños, aniversarios y las celebraciones de los sacramentos. Estos acontecimientos son también oportunidades para orar bendiciones. Tome en serio estas oportunidades e incluya la oración cuando lleven a cabo estas celebraciones. Piense en otras ocasiones cuando su familia pueda celebrar y orar junta como, por ejemplo, las fiestas del año litúrgico de la Iglesia, el aniversario del bautismo de sus hijos, el día de Año Nuevo y el comienzo del curso escolar.
Dios camina a nuestro lado durante los desafíos y momentos difíciles de nuestra vida. Las oraciones de bendición piden la protección de Dios y nos recuerdan que Dios nos es siempre fiel. Podemos pedir la bendición de Dios a la hora de tomar decisiones, sean estas muy importantes o no. También podemos pedir a Dios que bendiga a familiares y amigos que estén tomando decisiones cruciales, como las relacionadas con un nuevo puesto de trabajo, la búsqueda de una universidad en la que estudiar, la decisión de contraer matrimonio o la de seguir una vocación religiosa. Podemos pedir a Dios que nos bendiga cuando nos estemos mudando a una nueva casa. Podemos pedir la bendición de Dios sobre alguien que esté enfermo e incluso podemos rezar juntos, como familia, cuando uno de nuestros parientes esté enfermo. También oramos a Dios para que bendiga a los moribundos y a quienes ya han fallecido.
La Iglesia tiene una rica tradición sacramental. Podemos llevar a nuestros hogares agua bendita y velas bendecidas y usarlas al orar en familia. Un sacerdote puede bendecir cruces, crucifijos, rosarios, estatuas e iconos, haciendo que sean recordatorios sagrados del poder y presencia de Dios en nuestra vida. Coloque estos objetos en algún lugar visible de su hogar y haga que tengan un papel central al orar en familia.
Puede encontrar bendiciones para estas y muchas otras situaciones en el libro titulado Bendicional (publicado por la editorial jesuita Obra Nacional de la Buena Prensa (México) y distribuido en Estados Unidos por Liturgical Press www.litpress.org)