Yo mismo debo saber algo acerca de la templanza. Después de todo, Evanston, Illinois, donde he vivido los últimos 40 años es el pueblo natal de Frances Willard y de la organización Women's Christian Temperance Union (Unión cristiana de mujeres a favor de la templanza). Para la fundadora de esta organización, templanza significa una cosa: nada, cero, olvídalo. La Tradición Cristiana añadió a dicha palabra el significado de "moderación".
Durante 10 años y ininterrumpidamente estuve grabando el programa radial de Garrison Keillor The News from Lake Wobegone. Mi fidelidad era tanta, que cuando no podía estar presente programaba la grabadora a fin de no perderme el programa. Después, organizaba los casetes en orden cronológico, y sin más, los guardaba en lugar apropiado para luego escucharlos tranquilamente. Una vez sumergido en esta adicción, un amigo me preguntó si realmente gozaba al escucharlos, y la verdad me llevó a admitir que jamás había escuchado uno sólo de ellos. Nada. Cero. Olvídalo.
Esta tonta obsesión de convertir los buenos pasatiempos en obstáculos para mi crecimiento espiritual es la razón por la que necesito la templanza. Cuando me aparto del camino correcto y opto por conducir mi vida hacia los extremos, termino por abrir un nuevo túnel en mi visión de la vida y en consecuencia, me privo de pensar equilibradamente, de mis amigos y de los desafíos que van más allá de mi propia visión.
Una cita, hasta cierto punto, densa y complicada, se ha convertido en mi lema de vida: “Ponle fin a todo aquello que hagas en exceso tan pronto como sea posible”.
Kevin Axe vive, enseña a estudiantes de escuela secundaria y crece en la templanza, en Evanston Illinois.