Imagina que extiendes la mano a lo largo del tiempo y logras tocar la mano de Jesús.
De hecho, es posible establecer esa conexión. La Iglesia Católica está unida directamente a nuestro salvador y a los primeros discípulos mediante la sucesión apostólica.
Todos los obispos católicos son sucesores de los primeros apóstoles, una irrompible cadena de ordenaciones. El obispo de tu diócesis comparte esta conexión; además, cuando te ungió con el óleo en el sacramento de la Confirmación, reafirmó tu lugar en la Iglesia. De hecho, podemos seguir las ramas del árbol genealógico hasta San Pedro. Es una construcción sólida sobre la cual podemos descansar.
¡Es muy especial el estar unidos directamente a la Iglesia y a sus cimientos! Al investigar nuestro árbol genealógico, concluimos que Jesús es su raíz.
De hecho, el árbol familiar también es frondoso. Incluye a todos los santos y santas, los Doctores de la Iglesia y a los fieles de cada día que han dado vida y expandido el catolicismo a lo largo de los siglos. Cada uno de nosotros es el resultado de este florecimiento que ofrece una fuente de vida, seguridad y pertenencia que puede alimentar nuestro crecimiento.