Bautismo
El Bautismo es un don inestimable de la gracia salvadora de Dios. Nacidos con el pecado original, aun los bebés necesitan este nuevo nacimiento como hijos e hijas de Dios. La Tradición de la Iglesia ha incluido el bautismo de bebés desde el siglo II.
La misa
Durante la Última Cena, Jesús instruyó a sus seguidores: “Hagan esto en memoria mía”. El libro de los Hechos de los Apóstoles nos narra que así lo hicieron los primeros cristianos, reuniéndose “el primer día de la semana” (el domingo) para participar en la fracción del pan. La estructura fundamental de nuestra celebración de la misa—la Liturgia de la Palabra y la Liturgia Eucarística—ha permanecido igual a lo largo de los siglos, uniendo así al pueblo de Dios.
Imágenes Sagradas
Las imágenes sagradas —estatuas, pinturas y similares— que hay en nuestras iglesias y hogares están ahí para inspirar e involucrar nuestros sentidos y espíritus. Su misión es expresar visualmente el mensaje contenido en las Escrituras. “Imagen y palabra se esclarecen mutuamente”, dice el Catecismo de la Iglesia Católica. (1160) No rendimos culto a estos objetos, sino que éstos nos ayudan a ser conscientes de la presencia de Dios.
La Liturgia de la Palabra
La parte de la misa en la que escuchamos las lecturas se llama Liturgia de la Palabra. Las lecturas dominicales siguen un orden establecido: la primera está tomada del Antiguo Testamento y, excepto durante la Pascua, de los Hechos de los Apóstoles. A esta le sigue un Salmo Responsorial, típicamente un cantor dirigirá o cantará el salmo, al que la asamblea responde. La segunda lectura está tomada del Nuevo Testamento. La lectura del Evangelio está tomada de Mateo, Marcos, Lucas o Juan.
Colecta en el ofertorio
El pensamiento de la Iglesia que yace bajo la colecta que realizamos en el ofertorio se resume en las palabras de san Justino, quien en el siglo II escribió en su primera “Apología”: “Aquellos que gozan de una buena posición y que tienen el deseo de dar, den de acuerdo a su propia elección. Lo reunido se da a aquel que preside el servicio a los huérfanos y las viudas, a quienes están enfermos o se han visto privados de los recursos necesarios debido a otra causa, prisioneros, emigrantes y, en pocas palabras, a todas las personas necesitadas”.
Cuerpo y Sangre de Cristo
Cristo está plenamente presente en el Pan y el Vino, de tal manera que cada uno atransmite toda la gracia del sacramento. La Iglesia motiva a los católicos a que reciban ambos, el Cuerpo y la Sangre de Cristo, porque de esta manera, el signo de la comunión es más completo, rememorando de una manera más cercana la Última Cena, cuando Jesús presentó el pan y el vino como su Cuerpo y su Sangre.
Consagración
En la fe católica, el Pan y el Vino no son solo símbolos de Cristo. En el momento de la consagración, que termina cuando el sacerdote dice: “haced esto en memoria mía”, al igual que lo hizo Jesús durante la Última Cena, Cristo está realmente presente bajo la apariencia del Pan y del Vino.
Despedida
Al final de la misa, se nos despide con la frase: “Pueden ir en paz”. En latin la frase es “Ite, missa est”. La palabra missa o “despedida”, con el paso del tiempo, se ha asociado a una “misión” que nos espera. ¡Al terminar la misa somos enviados a algo más que una cena o botana!